“La innovación es
vital para el crecimiento de las empresas, para su actividad económica y para
el desarrollo de los países”
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Llevamos años
hablando de innovación y cuando lo hacemos nos referimos generalmente a algo
nuevo, a una invención asociada a factores tecnológicos.
Es cierto que la
tecnología forma parte de la actividad innovadora llevada a cabo en las
empresas y que cada vez se hace más necesaria, pero no es un factor
imprescindible puesto que innovar va más allá de ello.
El concepto implica
sobre todo, generar una idea para un nuevo producto/servicio.
Por ello, la
innovación afecta al diseño, al proceso y a la eficiencia. Incluye todas las
fases que se han de llevar a cabo hasta la implementación de esa idea afectando
al desarrollo empresarial y a las decisiones que se tomen.
Si nos preguntamos
el porqué de la necesidad de innovar, la respuesta es que hacerlo supone un paso
adelante para las empresas puesto que está demostrado que innovando se mejora
la calidad, se aumenta la capacidad productiva y se mejora la flexibilidad de
la misma, se pueden reducir costes y se cuenta con mayor variedad de productos y servicios.
Por otro lado, los efectos
económicos de la innovación son vitales para el crecimiento de las empresas, y
para la actividad económica y de desarrollo
de los países.
Esto es así porque
innovar en una empresa, implica innovar en un sector y ello hace que se actúe
recíproca e indirectamente en la productividad de otros sectores, mejorando la calidad de productos y servicios
y aumentando el valor añadido de empresas y negocios.
La ausencia de
innovación por su parte, supone no ser capaz de reaccionar a cambios y por
tanto dejar de ser competitivos y perder
sitio en los mercados.
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